Autoestima
Seguro que has oído hablar de la autoestima muchas veces, pero… ¿sabes realmente lo que es? Cuando un concepto psicológico se pone de moda, con frecuencia se simplifica su significado, pero cuando hablamos de autoestima estamos hablando de muchas cosas, todas importantes para cualquier aspecto de tu vida, porque se trata de TI MISMO.
La imagen que tienes de ti es un conjunto de características que te definen: soy trabajadora, responsable, inteligente, divertido… Esa imagen se construye a lo largo de la vida, a base de experiencias propias y de lo que piensan los demás de ti. Pues bien, la autoestima es cuánto valoramos esa imagen, es decir, es la parte afectiva del autoconcepto.
- ¿Me respeto a mí misma? Me hablo bien y considero que mis opiniones son válidas, no muestro inseguridad al expresarlas, por miedo a lo que digan otros.
- ¿Cuido de mí? Me doy descanso, momentos de relax y distracción porque lo merezco.
- ¿Me valoro? aunque no soy perfecto, creo que hago las cosas lo mejor que puedo y tengo en cuenta mi esfuerzo y mi propia evolución.
- ¿Me perdono? Acepto mis errores, aprendo de ellos y me perdono por cometerlos.
Puedo saber que siempre saco buenas notas o soy eficaz en mi trabajo, pero no valorarme como estudiante o trabajador; puedo saber que hay que cuidarse y descansar lo suficiente, pero en el fondo me presiono para ser productiva, descuidando mi descanso y mi tiempo libre. Así, mi autoconcepto es bueno, pero mi autoestima puede estar baja o depender mucho de los demás.
Tendemos a hablarnos mal, a tomar decisiones sin valorarnos lo suficiente; esto puede llevarnos a tener una visión errónea de nosotros mismos, generando un bucle que se retroalimenta, del que nos cuesta salir cada vez más.
Una de las consecuencias más dolorosas de la baja autoestima es la dependencia emocional, aunque están implicados otros aspectos de nosotros mismos como necesidades de vinculación, miedo al abandono y el rechazo.
La dependencia emocional implica dificultad para tomar decisiones, desde las más pequeñas hasta las más trascendentales, permanecer en relaciones de amistad o pareja que no nos satisfacen, porque sentimos que no sabemos o podemos estar solos, incapacidad de realizar tareas sin compañía, necesidad constante de aprobación y validación del otro, entre otras muchas.
Si algo de esto resuena contigo y quieres trabajar para quererte más y con ello avanzar en tu desarrollo personal, pero también en tu trabajo y tus relaciones con los demás: tu familia, tu pareja, tus amigos, etc., es el momento de pedir ayuda profesional.