Psicología edad madura y vejez

Y de repente…los años han pasado. Toda una vida detrás: vivencias cumplidas, proyectos frustrados, sensaciones confrontadas.

Esta etapa puede ser difícil de aceptar si no le damos un enfoque ajustado. Un equilibrio entre el pasado, con sus ciclos cerrados y el nuevo momento presente donde prima el tiempo libre, la tranquilidad, el ocio, etc.

En este proceso de aceptación y cambio, puedes encontrar dificultades que no se parecen a las que has vivido hasta ahora y que te hagan plantearte pedir ayuda, hay varios ámbitos en los que puedes necesitarla:

• Jubilación: La idea que tienes de ti misma como persona productiva y útil cambia de repente y a veces cuesta adaptarse a ello.
• Independización de los hijos: La casa es entera para ti o para la pareja, con más tiempo de relación y por tanto posibles roces; tu papel de cuidador/a se ha difuminado con el tiempo pero este momento es decisivo porque físicamente ya no vives con tus hijos, ya no participas de sus decisiones ni puedes aconsejarles salvo si ellos te lo comunican.
• Duelos de seres queridos: la muerte es ahora una realidad cercana que hay que asumir, pero no vivir temiendo. Sobrevienen sentimientos de soledad al perder personas cercanas, con edades similares o con las que se ha compartido una parte importante de la vida. El duelo es un proceso duro, pero si se complica, puede ser además un lastre en un momento vital
• Deterioro físico: Los años pasan y el cuerpo lo hace saber. Sin entrar en patologías específicas, la edad merma nuestra resistencia, fuerza, flexibilidad, etc. Y marca nuestras facciones, lo reído y lo llorado se leen ahora en nuestro rostro. Aprender a querer ese rostro y ese cuerpo “gastados” es muy importante, pues anhelar lo que fue no trae sino emociones negativas.

La edad madura tiene muchos aspectos de los que disfrutar si somos capaces de centrarnos en lo positivo y adaptarnos a lo cambiante. No es fácil, pero es siempre posible.